Vete lejos pero lento, lárgate hasta donde ya no pueda verte, pero que ocasionalmente mi corazón piense en ti y en los recuerdos, las memorias, las palabras, los besos, tus caricias... No importa nada, solo aléjate de manera invisible, sin que yo me de cuenta de que ya no estás, demuéstrame que no te necesito como yo lo creí durante tanto tiempo.
Si te vas, dime adiós, tanto como te se acerca posible, recuérdame constantemente que te estás alejando de mi, hasta que llegue él día en el que no me duela pensar en ti. Dime adiós al oído, con el amor que decías que me tenías. Susurra esas palabras mientras va cayendo la noche, hasta donde tú silueta desaparezca junto con la oscuridad y no se vea mas que tu recuerdo vago de que alguna vez estuviste aquí.
No me lo tomes a mal, no te odio, ¿cómo puedo odiar a la persona que más he amado en mi vida? No te aborrezco, pero me aborrece el sentirte cerca de mi, porque todavía me lastimas a veces de poco en poco, de mucho en mucho después de las 12 donde la comida no sabe igual porque llego la amargura de pensar en ti.
Estoy harta de correr de tus brazos y caer en los brazos de otro hombre que es similar a ti y a los besos jadeantes que das por la madrugada, estoy harta de tu personalidad poco empatica y egolatra que solo se preocupa en enriquecerse para aprovecharse, en este caso, de mi.
Por eso vete, no quiero saber más de ti, pero no por siempre, sino hasta que mi vida vuelva a ser tan perfecta como lo era antes de conocerte.
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