A cada momento que pasa me doy cuenta que no estoy a tu altura ni tu estás hecho a mi medida, supuse que mi visión de un horizonte a tu lado se encargaría de erradicar cualquier duda que tuviese sobre tus besos, el caso contrario invade mi mente y ahora me cuesta saber qué tan reales son tus palabras.
Siempre fuiste capaz de suprimir el vacío que llevaba como soga al cuello, tu mirada me pintaba paisajes y amaneceres en donde nadie me había llevado, tus manos al tocarme convertían mi piel en hielo, brincabas por cada uno de los rincones de mi espalda buscando las caricias más tiernas y me hacías feliz.
En estos momentos me encuentro frente a ti pero sin ti, tus ojos ya no reflejan los míos, tus palabras ahora son banales y tus manos ya no buscan mi cuerpo. Me siento sola sólo para dejar de sentirte. Después de vagar sin rumbo fijo por nuestros propios pensamientos se vuelve un tanto irrelevante encontrar un camino que nos lleve a nosotros mismos.
Las dudas me invaden más y más, pero no tiene sentido que dude de ti, aunque en verdad siempre lo hago, dudo de todo, dudo de ti, dudo de mi.
Las voces en mi cabeza me dictan el por qué sigo aquí, aferrada al olor de tu cabello, al mirar de tus ojos justo después de despertar, al latir de tu corazón después del orgasmo y a la pureza de nuestros abrazos desnudos.
No tengo la más minima intensión de cuestionarme el por qué, me voy a limitar a disfrutar de tu esencia siempre que te tenga cerca, a demostrarte con bocanadas de aire que te amo y que voy a seguir intentando estar para ti.
Y podré no estar a tu altura, ni tu a mi medida, pero sabes siempre como complementar mi ser. Puede que todo lo que siento sólo sea una visión distorsionada de mis adentros, o puede ser también que sea parte de esta locura mutua,
Llamada amor.