Me encuentro recostada en mi cama, con el estómago vacío y una paranoia que me llega de repente. De la nada te pienso y me estremece la idea de saber que sigues por ahí, vagando como si nada, sintiéndote como si todo.
Entre calles vacías y huecos enormes de dolor y pesadez sigues andando, sintiéndote tan normal de marchitar los pétalos de las hermosas rosas que tocan tus labios, me angustia la idea de andar sin rumbo fijo, sin mirar con los ojos bien abiertos hacia el horizonte, de que ames con tanta pasión los precipicios y a las voces que suenan bajito en tu cabeza revuelta.
Vodka. Ron. Whisky. Que más da cuál sea el alcohol que bebas, seguirás teniendo esa mirada obstinada y egoísta de no amar a nadie más, ni a ti mismo, y aún así sigues causando... causándote dolor.
Jamás llegarás a comprender una mente cuerda, o las palabras humildes de la gente que te aprecia, pero sigue así con tu vida. Pronto estarás donde sea que desees estar.
Suicida al final de todo.
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